
La frontera mecánica que se abrió sin aranceles
En un giro favorable para la industria, el 85% de las autopartes mexicanas ya evitan el alza del 25% en aranceles hacia EE.UU. gracias al T-MEC.
Una noticia silenciosa pero estratégica sacudió al sector automotriz del país: las autopartes y los metales industriales clave como el acero y el aluminio, producidos en México y destinados al mercado estadounidense, quedarán libres de aranceles. La condición: cumplir con los requisitos del T-MEC. La voz que lo confirmó fue la de Francisco González Díaz, presidente de la Industria Nacional de Autopartes (INA), en una entrevista que pasó casi desapercibida, pero que implica millones de dólares en juego y una reafirmación del peso del sector automotriz en la economía nacional.
La tregua arancelaria: una victoria del T-MEC
El impacto inmediato en exportaciones
La noticia no solo disipa temores comerciales, también consolida el rol de México como uno de los principales proveedores de autopartes para la industria automotriz norteamericana. Según González Díaz, un 85% de las autopartes mexicanas ya están certificadas para entrar sin aranceles, una cifra que podría crecer hasta el 90% si más empresas logran cumplir con los lineamientos.
Esta certificación permite que estas piezas eviten el temido incremento del 25% en impuestos aduaneros que impuso la administración estadounidense como mecanismo de presión comercial.
“Estimamos un 85% se puede ir ingresando más porque no todos están certificados, pero puede ir siendo hasta casi casi el 90%”, explicó González.
Acero y aluminio también se salvan
La medida no se limita a autopartes. También el acero y el aluminio producidos en México que cumplan con los estándares del tratado comercial quedarán libres de aranceles. Este detalle es clave para un país que abastece componentes esenciales a las plantas de ensamblaje en EE.UU. y Canadá.
El T-MEC como escudo económico
Reglas claras: la regla de origen
El acuerdo comercial vigente entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) establece que el 75% de las piezas de un vehículo deben ser originarias de la región para acceder a los beneficios arancelarios. Esto obliga a las armadoras a reorganizar sus cadenas de suministro para favorecer insumos regionales.
“Lo hecho en Norteamérica está bien hecho”, sentenció González, al subrayar que el reto es convencer a las armadoras de cumplir con la regla de origen.
Certificación y cumplimiento
El porcentaje restante de autopartes que aún no entra sin aranceles se debe principalmente a falta de certificación. Las empresas tienen que demostrar que sus componentes se fabrican dentro del marco del T-MEC. Esto significa, en términos prácticos, que la trazabilidad y la transparencia en la cadena de valor son ahora indispensables para sostener la competitividad del sector.
¿Qué implica para el sureste mexicano?
Oportunidades para la relocalización industrial
Estados como Yucatán, Campeche y Quintana Roo pueden leer esta noticia como una ventana de oportunidad para atraer inversión en manufactura avanzada, en particular de autopartes. La tendencia del nearshoring podría catalizar la instalación de nuevas plantas que busquen cumplir con las reglas de origen del T-MEC.
Infraestructura y logística en el radar
El sureste aún tiene desafíos en conectividad logística. Pero con proyectos como el Tren Maya y los polos de desarrollo del Corredor Interoceánico, se abren posibilidades para que nuevos centros de producción automotriz y metalúrgica surjan fuera del Bajío o el norte del país.
Un alivio para la economía nacional
México como socio estratégico
La eliminación de aranceles reafirma que México no es un competidor, sino un socio esencial en la cadena de suministro automotriz de Norteamérica. La integración regional ha sido clave para mantener la estabilidad en el comercio bilateral, incluso frente a las presiones proteccionistas de Estados Unidos.
Blindaje ante turbulencias comerciales
En un escenario global de incertidumbre, donde las guerras comerciales y los conflictos geopolíticos reconfiguran rutas y flujos de mercancías, el cumplimiento del T-MEC actúa como un salvavidas económico para México. Lo que está en juego no solo son cifras de exportación, sino miles de empleos directos e indirectos que dependen de estas operaciones.
Claves para el futuro: ¿qué sigue?
1. Mayor certificación empresarial
El camino es claro: las empresas que aún no cumplen con los requisitos del tratado deben certificarse lo antes posible. La INA y las autoridades mexicanas deben facilitar ese proceso con capacitación, financiamiento y acompañamiento técnico.
2. Políticas públicas proactivas
El gobierno mexicano necesita fomentar políticas públicas que impulsen la relocalización industrial en regiones menos desarrolladas, como el sureste. Sin este esfuerzo, los beneficios del T-MEC seguirán concentrándose en zonas ya industrializadas.
3. Fortalecer la proveeduría local
Otro reto es aumentar el contenido nacional de las autopartes, promoviendo que más componentes provengan de empresas mexicanas. Esto fortalecerá la soberanía industrial y reducirá la dependencia de insumos importados.
El T-MEC como motor de estabilidad
Lo anunciado por Francisco González Díaz no es un simple ajuste técnico en la política comercial. Es una señal de estabilidad en tiempos de incertidumbre económica, y una oportunidad concreta para que México consolide su liderazgo como proveedor automotriz. Las armadoras que entiendan y respeten las reglas del T-MEC no solo evitarán costos, sino que se alinearán con un modelo de producción regional sostenible y competitivo.
La industria mexicana tiene un mensaje claro: quien cumple con el T-MEC, gana.