La mesa de las familias mexicanas demanda más proteína, pero la producción nacional no logra seguir el ritmo. Datos revelados por ComeCarne confirman que el consumo de carne México 2025 alcanzó un récord, obligando al país a elevar las importaciones, principalmente desde Estados Unidos, marcando una vulnerabilidad económica clave. El análisis expone la creciente dependencia y la insuficiencia productiva interna.
La paradoja de la demanda: Un consumo que supera la capacidad productiva
Entre enero y agosto de 2025, el consumo total de carne entre las familias mexicanas alcanzó las 7 millones 313 mil 666 toneladas. Esta cifra representa un significativo incremento de 4.6 por ciento respecto al mismo periodo del año pasado, de acuerdo con datos del Consejo Mexicano de la Carne (ComeCarne).
En contraste con la demanda, la producción nacional de proteína cárnica en este mismo periodo fue de 5 millones 506 mil 17 toneladas.
Falla estratégica en la autosuficiencia alimentaria
Si bien la producción mexicana registró un incremento anual de 3.3 por ciento respecto al total, esta cantidad resulta insuficiente para cubrir la demanda total de la población.
- Dependencia externa: Para subsanar el déficit, México tuvo que importar el 25 por ciento de la carne consumida en el país.
- Volumen de importación: Esto equivale a 2 millones 97 mil 392 toneladas.
- Crecimiento: La importación registró un incremento anual de 6.6 por ciento.
- Origen: Las importaciones proceden principalmente de Estados Unidos.
Esta dinámica de mercado subraya la creciente dependencia del sector primario mexicano respecto a los mercados extranjeros, un factor que impacta directamente en la seguridad alimentaria.
Radiografía del plato mexicano: El ranking de la proteína
El consumo se concentra predominantemente en el pollo y el cerdo, aunque se observa una diversidad en los hábitos de las familias mexicanas.
El producto cárnico más consumido en el país entre enero y agosto de 2025 fue el pollo, con un total de 3 millones 350 mil 624 toneladas. Este rubro representó un incremento anual de 3.4 por ciento.
Por debajo del pollo, el consumo se distribuyó de la siguiente manera:
- Carne de cerdo: 2 millones 283 mil 637 toneladas, significando un aumento anual de 8.8 por ciento.
- Carne de res: 2 millones 283 mil 637 toneladas consumidas, con un alza anual de 2.9 por ciento.
Caída del pavo y crecimiento del cerdo
El cuarto producto más consumido es la carne de pavo, con 95 mil 999 toneladas. Sin embargo, este es el único segmento que reportó una caída, registrando un descenso anual de 17.6 por ciento.
En los últimos sitios del ranking se ubicaron:
- Carne de oveja: 51 mil 536 toneladas, un alza de 5 por ciento.
- Carne de cabra: 26 mil 955 toneladas, producto de un incremento anual de 1.4 por ciento.
Desde la óptica de ComeCarne, “esta diversidad productiva permite a los hogares mexicanos acceder a diferentes opciones de proteína cárnica de acuerdo a sus hábitos de consumo, su cultura, y su bolsillo”.
El contexto económico y legislativo
La tendencia de consumo se da en un panorama económico complejo, donde el congreso ha impulsado nuevas cargas fiscales. Recientemente, diputados aprobaron impuestos a refrescos, sueros y videojuegos, mientras continúa la discusión en lo particular y el debate de al menos 220 reservas con 173 oradores registrados.
A nivel macroeconómico, Banamex señaló que el impacto de las lluvias en el producto interno bruto (PIB) será limitado. No obstante, la institución financiera aclaró que cualquier interrupción prolongada podría generar efectos perceptibles en las economías locales y regionales. En los mercados bursátiles, los mercados en Estados Unidos resienten problemas de bancos regionales, mientras que en México, el principal índice accionario avanzó 1.47 por ciento, equivalente a 907.02 puntos, para cerrar en las 62 mil 544.56 unidades, apoyado por el dólar y acercándose nuevamente a niveles récord.
El constante crecimiento de la demanda de proteína y la incapacidad de la producción interna para satisfacerla en 2025 genera cuestionamientos sobre la política de autosuficiencia y la gestión de la balanza comercial. ¿Hasta qué punto es sostenible esta dependencia de las importaciones, provenientes principalmente de Estados Unidos, para garantizar la alimentación de las familias mexicanas?