San Felipe, Baja California.- La creciente violencia contra defensores de derechos humanos ha alcanzado un punto crítico con el brutal asesinato de Abel Roberto Román Bojórquez, de 18 años, nieto de la reconocida madre buscadora Patricia Orozco. El trágico suceso expone, una vez más, la alarmante vulnerabilidad de quienes claman justicia en un país inmerso en la crisis de desapariciones.
El crimen que conmociona a San Felipe
La noche del lunes 9 de septiembre de 2025, Abel Roberto Román Bojórquez fue asesinado en San Felipe, Baja California, al recibir tres impactos de arma de fuego. El joven fue agredido por hombres armados antes de llegar a casa de su abuela, ubicada en la colonia Los Arcos. Tras el ataque, la víctima fue trasladada al Centro de Salud, donde los médicos confirmaron su fallecimiento. Este homicidio de Abel Roberto Román Bojórquez, de tan solo 18 años, ha generado una profunda indignación en la comunidad y entre los colectivos de búsqueda.
La incansable lucha de Patricia Orozco y las amenazas previas
Patricia Orozco es una figura central en la búsqueda de personas desaparecidas en el puerto, liderando un colectivo dedicado a esta causa. Su lucha personal inició el 24 de diciembre de 2022, con la desaparición de su hijo, Birzavit Román, quien salió de su domicilio a bordo de un vehículo BMW negro y cuyo paradero se desconoce desde entonces.
Derivado de su activismo, Orozco Rea huyó de México, temiendo por su vida y la de sus hijos y nietos, ante las constantes amenazas recibidas. La madre buscadora ha encabezado el colectivo «Tu madre sigue tu lucha Birzvit Román» por casi tres años, convirtiéndose en una voz visible y un blanco de intimidación.
Escalada de hostigamiento y omisiones oficiales
La activista denunció la falta de respuesta efectiva por parte del Mecanismo de Protección de Defensores de Derechos Humanos y Periodistas. En junio de 2025, Patricia Orozco reportó la presencia de encapuchados que tomaron fotografías de su casa en la colonia Los Arcos y realizaron preguntas a sus vecinos sobre sus rutinas. Sin embargo, la Policía Municipal y la Agencia Estatal de Investigación se limitaron a proporcionarle un número telefónico en caso de agresión y a prometer rondines esporádicos en su domicilio, una respuesta claramente insuficiente.
El clima de hostigamiento se intensificó notablemente después de que varios colectivos de búsqueda, incluido el liderado por Orozco, se manifestaran en Mexicali frente a la Fiscalía General del Estado. Esta protesta se realizó tras la detención de un hombre apodado «El Sangre», señalado como presunto responsable en la desaparición del hijo de Patricia Orozco.
El clamor de las madres buscadoras: Una tragedia anunciada
El colectivo Madres Unidas y Fuertes, en un comunicado, expresó sus condolencias a Patricia Orozco y a su familia por la pérdida de su nieto en San Felipe. Señalaron que el homicidio es «un hecho que llena de dolor y rabia impotente, una tragedia que no debió ocurrir».
Las Madres Unidas y Fuertes manifestaron su profunda consternación por la desatención de las autoridades, al recordar que Patricia había solicitado protección que no le fue brindada. «¿Qué está pasando? ¿Están las autoridades cumpliendo con su deber de protegernos?», cuestionaron, reflejando la frustración y el desamparo que sienten.
Ante la escalada de violencia, las constantes muertes y desapariciones que azotan el estado y el país, los colectivos claman por justicia. «Hoy fue el nieto de Patricia. Mañana, ¿Quién será la próxima víctima?», lamentaron en una publicación, subrayando la urgencia de una acción gubernamental efectiva. La trágica muerte de Abel Roberto Román Bojórquez es un doloroso recordatorio de la deuda pendiente del Estado con quienes buscan a sus seres queridos y arriesgan su vida por la verdad.