
La violencia tocó el corazón del gobierno capitalino. En medio de cifras oficiales que presumen una baja en homicidios, el asesinato de dos altos funcionarios sacudió a la administración de Clara Brugada. La jefa de Gobierno de Ciudad de México se enfrenta a su primer gran crisis de seguridad.
Una ejecución a plena luz del día
El martes por la mañana, Ximena Guzmán y José Muñoz fueron acribillados sobre la avenida Tlalpan, una de las arterias más transitadas de la Ciudad de México. El crimen, con tintes de ejecución, ocurrió en la alcaldía Benito Juárez, un bastión opositor, y encendió alertas inmediatas en el entorno de la jefa de Gobierno.
Ambos funcionarios eran parte del círculo más cercano de Clara Brugada: Guzmán como su secretaria particular y Muñoz como su coordinador de asesores. La ejecución en vía pública no solo estremeció al gabinete local, sino que revive viejas preocupaciones sobre el poder del crimen organizado en la capital.
Brugada defiende estrategia: “No hay impunidad”
En una conferencia de prensa celebrada este jueves, Clara Brugada respondió con firmeza. “Tenemos una estrategia de seguridad sólida”, aseguró, y recordó que los homicidios han disminuido en los últimos meses.
Brugada —quien asumió el gobierno en octubre de 2024 tras dejar Iztapalapa— reconoció que el asesinato es un hecho “sumamente lamentable”, pero pidió no extrapolarlo como un indicio de crisis generalizada en la ciudad.
“Este acontecimiento se da en medio de un descenso de los homicidios y delitos de alto impacto”, subrayó.
Aseguró que mayo de 2025 ha sido el mes con menos homicidios desde que hay registro: un promedio de 1.8 al día. En comparación, durante los primeros tres meses de 2024, el promedio era de 2.5, y en 2019 la cifra alcanzaba los 4.4.
La paradoja de la seguridad en la capital
La defensa de Brugada toca un punto clave del debate público: ¿puede haber cifras positivas en medio de hechos tan graves? La respuesta no es sencilla. Si bien la estadística puede mostrar una tendencia a la baja, los ataques de alto perfil como el de esta semana generan una percepción opuesta.
Además, este caso recuerda el atentado contra Omar García Harfuch en junio de 2020, también en la capital. En esa ocasión, el entonces secretario de Seguridad sobrevivió, pero murieron dos de sus escoltas y una civil. Hoy, nuevamente, un atentado en el corazón político de México reaviva el fantasma de la infiltración criminal.
La Fiscalía actúa: hay cuatro detenidos
La Fiscalía de la Ciudad de México informó el miércoles la detención de cuatro presuntos responsables. Aunque no se han dado a conocer los móviles del crimen, Brugada fue enfática: “Debe quedar claro que no va a haber impunidad”.
Esta rapidez en la investigación busca enviar un mensaje claro tanto a la ciudadanía como a la oposición: el gobierno capitalino no tolerará ataques a su estructura, ni permitirá que este crimen escale políticamente.
Contexto nacional: violencia persistente, cifras en disputa
El crimen ocurrió en un contexto nacional complejo. A pesar de que el Gobierno federal afirma que los homicidios bajaron 24.9% en los primeros siete meses del mandato de Claudia Sheinbaum, persiste una ola de violencia que alcanza a funcionarios, candidatos, periodistas y activistas.
El asesinato de Guzmán y Muñoz no es solo un caso aislado: es una llamada de atención sobre los riesgos que enfrentan quienes ocupan posiciones de poder, incluso en la capital, supuestamente una de las entidades más seguras del país.
Un reto político y de seguridad
El asesinato de dos colaboradores clave representa el primer gran reto de gobernabilidad para Clara Brugada. Más allá de las cifras, la percepción pública y la capacidad de respuesta serán claves para medir su liderazgo.
El mensaje es claro: la seguridad en la Ciudad de México no puede darse por sentada. Y el verdadero reto no solo es contener la violencia, sino asegurar que hechos como este no erosionen la confianza en las instituciones.