
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, contempla enviar cartas a varios países, proponiendo un acuerdo antes del 9 de julio, fecha límite para la posible reimposición de aranceles más altos, según reportó Bloomberg.
El plazo del 9 de julio y la estrategia
La geopolítica se mueve en plazos perentorios y el 9 de julio se perfila como una fecha clave en las relaciones comerciales dictadas desde Washington. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha anunciado su intención de contactar a diversas naciones con una oferta de acuerdo.
“Enviaremos cartas en aproximadamente una semana y media o dos semanas a los países para contarles cuál es el acuerdo”, declaró el presidente.
Esta comunicación busca desactivar la potencial escalada de aranceles que podría implementarse tras el vencimiento del plazo.
Aranceles pausados y la apertura a la extensión
En abril, el mandatario estadunidense había anunciado aranceles más altos para aproximadamente 90 países, aunque posteriormente decidió pausarlos por un lapso de 90 días.
Respecto a la posibilidad de extender este plazo para facilitar la consecución de acuerdos, el presidente Trump se mostró receptivo.
El contexto lo había anticipado el secretario del Tesoro, Scott Bessent. Bessent estimó previamente que Estados Unidos podría considerar prolongar la pausa de los aranceles llamados “recíprocos”, aquellos aplicados a todos los productos que ingresan al país. La condición para esta extensión sería que las negociaciones avanzaran “de buena fe”.
“Dependerá del presidente (Donald) Trump, pero creo que si alguien negocia de buena fe, será posible una extensión”, afirmó Bessent en el Congreso.
El futuro de estas tarifas parece depender tanto de los tiempos diplomáticos marcados por Washington como de la percepción de una negociación que cumpla con el requisito de la “buena fe” desde la óptica estadounidense.
La situación evidencia la volatilidad de las reglas comerciales globales y cómo las decisiones unilaterales desde centros de poder como Washington impactan directamente en la estabilidad de las relaciones internacionales. El arancel se consolida, una vez más, como una herramienta de presión en la geopolítica contemporánea.