
La lluvia que escasea en el norte podría traer una nueva era para el campo del sur. Esa es la apuesta de la presidenta Claudia Sheinbaum, quien ha puesto los ojos en Tabasco y Campeche para revertir la dependencia del maíz blanco producido en el norte del país, hoy golpeado por una sequía severa.
El anuncio, hecho desde la conferencia mañanera, responde a una realidad crítica: los principales estados productores de maíz blanco, como Sinaloa y Sonora, enfrentan una caída en la producción debido a la falta de agua. La estrategia federal ahora gira hacia las regiones donde el recurso hídrico es abundante: el sur y sureste de México.
El contexto de la crisis del maíz blanco en México
Sequía en el norte: una amenaza a la seguridad alimentaria
Durante años, entidades como Sinaloa, Sonora, Chihuahua, Durango y Coahuila han sido pilares en la producción de maíz blanco en México. Sin embargo, la prolongada sequía ha disminuido drásticamente el rendimiento de sus campos.
Esto representa un riesgo directo para la autosuficiencia alimentaria del país, dado que el maíz blanco es el principal grano para consumo humano. A diferencia del maíz amarillo, que se importa y se utiliza principalmente como alimento para ganado, el blanco es esencial en la dieta mexicana: tortillas, tamales, pozole, entre otros alimentos básicos.
La estrategia federal: mirar hacia el sur
“Ahí hay agua”, dijo Sheinbaum al referirse al sur y sureste. Esa afirmación es más que una descripción geográfica: es el eje de una nueva estrategia nacional. La presidenta anunció un programa de resto de temporada que permitirá iniciar cultivos de maíz blanco en zonas estratégicas de Tabasco y Campeche, aprovechando su disponibilidad hídrica.
Sur y sureste: nueva frontera del maíz blanco mexicano
Tabasco y Campeche: potencial hídrico y agrícola
Ambas entidades tienen una ventaja natural que el norte ha perdido temporalmente: el agua. Aunque el sur ha estado históricamente rezagado en infraestructura agrícola, cuenta con tierras fértiles y climas aptos para la producción de granos.
El reto está en la tecnificación del campo, un punto que Sheinbaum subrayó como prioritario. Esto incluye sistemas de riego eficientes, maquinaria, capacitación y semillas mejoradas.
Productora de Semilla del Bienestar: clave en el plan
Una pieza fundamental de la estrategia será la “Productora de Semilla del Bienestar”, encargada de desarrollar variedades mejoradas de maíz y frijol adaptadas a las condiciones del sur. El objetivo es garantizar no solo el rendimiento, sino también la resistencia a plagas y cambios climáticos.
Autosuficiencia alimentaria: el gran objetivo
El maíz blanco no será transgénico
Uno de los ejes discursivos de Sheinbaum ha sido la soberanía alimentaria. En el caso del maíz blanco, el gobierno federal ha reiterado que no se recurrirá al uso de transgénicos, reafirmando un compromiso con la salud y la biodiversidad.
Esta postura también responde a las tensiones comerciales con Estados Unidos, donde el uso de transgénicos está ampliamente extendido. México busca conservar su modelo propio y fortalecerlo desde lo local.
Frijol: otro frente abierto
Aunque el foco del anuncio fue el maíz blanco, Sheinbaum también reconoció que se importa frijol para el consumo humano. Zacatecas, Durango y Nayarit son los principales productores de esta leguminosa, y también serán apoyados con programas de tecnificación y semillas mejoradas.
La meta es que tanto el maíz blanco como el frijol de consumo humano se produzcan en México, garantizando la suficiencia alimentaria con soberanía.
Implicaciones para el sureste mexicano
Una oportunidad histórica para transformar el campo
El viraje hacia el sur y sureste podría representar una redistribución estructural del modelo agrícola nacional. Por décadas, estas regiones han estado al margen de las grandes políticas productivas del país. La nueva estrategia podría dinamizar sus economías rurales, generar empleos y revalorar el trabajo campesino.
Riesgos y condiciones necesarias
No obstante, el éxito del programa dependerá de:
- Inversión sostenida en infraestructura y capacitación
- Planificación climática
- Articulación con gobiernos estatales y municipales
- Supervisión técnica y acompañamiento continuo
Una estrategia con dimensiones políticas
Mensaje a la opinión pública y al electorado del sur
El anuncio también tiene un carácter simbólico: el sur cuenta. En una región donde históricamente se ha percibido abandono federal, la inversión en el campo puede tener resonancia social y política.
Contraste con el modelo tecnificado del norte
Mientras el norte se consolidó con una agricultura de exportación, el sur podría adoptar un modelo más orientado al consumo interno, con arraigo territorial y enfoque agroecológico.
Del discurso a la tierra
La propuesta de Claudia Sheinbaum para aumentar la producción de maíz blanco en el sur y sureste de México no es solo una respuesta a la sequía del norte. Es una apuesta política, ambiental y económica que podría redefinir el mapa agrícola del país.
Si se concreta con eficacia, podría marcar el inicio de una nueva etapa para el campo del sur-sureste mexicano, dándole un rol central en la alimentación nacional. Pero como todo en política agraria, el verdadero reto estará en la implementación.