La administración de Claudia Sheinbaum enfrenta un desafío fiscal crucial. El plan de reducir el déficit fiscal de México en 2026 se complica por el creciente apoyo a Pemex, advierte la calificadora Moody’s. Este respaldo, destinado a aliviar la pesada deuda de la petrolera, proyecta una carga mayor a la esperada sobre las finanzas públicas.
La advertencia de Moody’s sobre el déficit fiscal
La meta del gobierno federal para reducir el déficit fiscal, pasando del 4.3 por ciento del producto interno bruto (PIB) en 2025 a un 4.1 por ciento en 2026, podría verse dificultada. Esta complicación surge directamente de los apoyos que la administración de Claudia Sheinbaum planea otorgar a Petróleos Mexicanos (Pemex), con el objetivo de disminuir su endeudamiento y mejorar su situación financiera. Así lo advirtió la calificadora Moody’s en un reporte emitido el 10 de septiembre de 2025 desde Ciudad de México.
Renzo Merino, vicepresidente senior de Moody’s, enfatizó que la presión sobre la perspectiva del déficit fiscal de México para 2026 ahora refleja una carga superior a la anticipada, derivada del respaldo a la petrolera estatal. Señaló que el anuncio de una asignación adicional de 14 mil millones de dólares en el presupuesto de 2026 para Pemex, destinada exclusivamente al pago de deuda, se suma a un ya considerable paquete de apoyo soberano. Este paquete, superior a los 30 mil millones de dólares, ha sido implementado tras tres recientes operaciones de manejo de pasivos.
El impacto de la deuda de Pemex en las finanzas públicas
En el reporte emitido por la institución financiera, el especialista detalló que, aunque el saldo de la deuda de Pemex disminuirá en 10 mil millones de dólares para ubicarse en 100 mil millones a finales de 2025, la nueva asignación presupuestaria sugiere que el apoyo anual podría no reducirse como se había previsto.
Merino manifestó que esta situación incrementa la presión sobre la perspectiva del déficit fiscal de México para 2026. La estrategia gubernamental, si bien refleja un compromiso continuo con Pemex, también evidencia una creciente carga fiscal. Esto plantea serias dudas sobre la viabilidad a largo plazo de mantener un apoyo soberano de esta magnitud, especialmente bajo restricciones presupuestarias que se vuelven cada vez más estrictas.