
Ser de izquierda para nada fue fácil en Quintana Roo.
La oposición progresista —y la democracia en sí— la tuvo muy complicada durante los gobiernos priistas, los cuales, por las “buenas” o por las malas (pero más por las malas que por las “buenas”), se empeñaban en sostenerse en el poder.
En muchas ocasiones, la oposición tuvo que recurrir a los tribunales para frenar los excesos autoritarios del priismo.
En esa forma de lucha, Antonio Meckler, desde el desaparecido PRD, fue un protagonista clave para concretar avances democráticos en Quintana Roo.
La recuperación de la memoria histórica, sobre todo cuando la izquierda llega al poder, obliga al reconocimiento público de quienes pugnaron por el avance de la democracia en la entidad.
Cierto, la 4T-QR está plagada de exfiguras del PRI y de aquellos cogobiernos PRI-PVEM, pero no tiene por qué oponerse a reivindicar a referentes de la izquierda perredista.
La izquierda quintanarroense debe construir su memoria histórica, o su paso por el poder podría reducirse a una anécdota más del complicado derrotero democrático de Quintana Roo, caracterizado más por retrocesos que por avances.