
Diría el clásico: no se hagan bolas.
La única posibilidad de que la alianza cuatroteista pierda en Quintana Roo, es la ruptura.
El PAN juega al ritmo que le pongan desde la “22 de Enero” y Movimiento Ciudadano apenas está en proceso de crecimiento con terribles “huecos” en localidades claves como Cancún y Playa del Carmen.
El panorama frente a la oposición para el cuatroteismo caribeño es una autopista de 3 carriles totalmente en línea recta y; además, sin casetas de peaje.
Sin embargo suele ocurrir que partidos que nacen, crecen y se desarrollan explosivamente, y que además, como en el caso de Quintana Roo, carecen de cualquier sustento ideológico, su principal problema es que pueden quebrarse o romperse.
Por eso la ruptura se cierne sobre la 4T-QR conforme se aproximan las horas clave para la definición del 2027, pero esta ruptura podría ser de diferentes maneras, y no necesariamente con la salida de algunas de sus figuras.
El principal escenario que se dibuja en el contexto nacional es el rompimiento entre Morena y el Partido Verde, que en Quintana Roo tiene una alianza muy firme.
Incluso en la entidad caribeña hay un bipartito entre guindas y verdes.
Sin embargo se especula que podría haber una ruptura “desde mero arriba” por problemas derivados de las ambiciones desproporcionadas del líder moral del PVEM, Jorge Emilio González Martínez, el “Niño Verde”.
Por otra parte también podría haber ruptura al interior de Morena de grupos que han estado al margen de la fiesta cuatroteista en Quintana Roo y que han sido no sólo desplazados sino maltratados por el bipartito en Quintana Roo. Esta posibilidad es remota pero se puede vislumbrar.
En Quintana Roo ya hubo una ruptura en 2016, cuando Carlos Joaquin dejó el PRI para ser candidato de la alianza PAN-PRD, lo cual fue un experimento exitoso. El antecedente está ahí.
La jefa política de Morena en Quintana Roo tendrá que tener fino para poder sostener la unidad del cuatroteismo que por supuesto incluye a Morena y al Partido Verde.