| ALTAVOZ | Carlos Joaquín, blindado y feliz-feliz

El expresidente municipal de Solidaridad, Gabriel Mendicuti, hizo estallar una bomba en vísperas del aniversario de creación de este municipio, que —por cierto— tuvo como “padrinos” a Carlos Salinas de Gortari y Mario Villanueva.

Mendicuti, quien fue detenido en el sexenio joaquinista dentro del paquete de exfuncionarios acusados por desvíos en la paraestatal VIP Saesa, dejó ver en sus declaraciones una mezcla de revancha e ira. Pero también lanzó acusaciones que no pueden ser ignoradas.

En entrevista radiofónica, el empresario y político acusó directamente a Carlos Joaquín de favorecer al crimen organizado. Incluso, señaló que el hijo del ex Gobernador era una especie de publirrelacionista con la delincuencia.

Aunque el misil del exfuncionario borgista va dirigido directo contra el ex Mandatario prianista, el radio de afectación es amplio e impacta a la 4T.

Carlos Joaquín, tras entregar dos veces los cuatro distritos federales de Quintana Roo a Andrés Manuel López Obrador y pactar su sucesión, fue premiado con la embajada de México en Canadá, donde sigue feliz-feliz, ahora con el gobierno de Claudia Sheinbaum. El cozumeleño-meridano es hoy un activo de Morena.

Durante su sexenio, Carlos Joaquín estuvo escoltado contra la delincuencia por Alberto Capella (que no terminó el periodo como secretario), y por Óscar Montes de Oca, quien incluso se mantuvo como fiscal durante los primeros meses del actual gobierno. Pero el verdadero estratega del combate al crimen fue Juan de la Luz Enríquez Kanfachi, operador silencioso y casi vicegobernador.

Además, pesan decenas de acusaciones sobre el exgobernador que van desde compras irregulares durante la crisis de COVID-19, hasta obras públicas mal ejecutadas, como el nuevo Hospital General de Cancún.

Pese a ello, ni Carlos Joaquín ni sus colaboradores han tenido problemas con los gobiernos de la Cuarta Transformación. En realidad, recibe trato de “ser uno de los nuestros”.

Si bien hizo muchos favores al lopezobradorismo, también —desde el principio— fue un aliado incómodo para la 4T.

Ahora, las declaraciones de Mendicuti no solo reavivan las dudas sobre las malas amistades de Carlos Joaquín, sino también sobre el blindaje institucional que lo protege hasta hoy.

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