La cadena de valor maíz-tortilla en México es uno de los sectores más sensibles políticamente y complejos económicamente. Recientes declaraciones de Altagracia Gómez Sierra, presidenta de Grupo Minsa y coordinadora del Consejo Asesor Empresarial, deslindaron a la corporación de la crisis de precios argumentando que adquieren solo el 1% del maíz sembrado en México. Sin embargo, este análisis devela que esa cifra oscura la alta concentración de mercado y la mecánica de la integración vertical Minsa que dicta las condiciones.
La economía política del nixtamal: deconstrucción del poder de mercado
El argumento del «1%» es, en la práctica, un ejercicio de sofistería estadística, pues diluye la cifra frente a la producción total nacional de grano, incluyendo maíz amarillo y agricultura de subsistencia. La realidad económica demuestra que la entidad, junto con Gruma, ejerce un control oligopólico en el mercado relevante de harina de maíz blanca industrial.
La paradoja central del mercado mexicano es el fenómeno «cohete y pluma»:
- Cuando los precios internacionales suben, los precios de la harina y la tortilla se disparan como un cohete.
- Cuando los precios del maíz caen, los precios de la tortilla descienden como una pluma o permanecen estructuralmente elevados.
Esta rigidez de precios a la baja sugiere una falla estructural de mercado, donde los actores dominantes son price-makers (fijadores de precios) en lugar de price-takers (tomadores de precios).
Productores en crisis, industria en expansión
El sector agrícola mexicano se enfrenta a una severa crisis de rentabilidad. A finales de 2024 y a lo largo de 2025, los productores de maíz blanco en Sinaloa, el granero del país, han exigido un precio de garantía de 7,200 pesos por tonelada. En contraste, el gobierno federal, a través de Segalmex y la Secretaría de Agricultura, ha mantenido una oferta cercana a los 6,500 pesos. Esta diferencia de 700 pesos puede significar la quiebra técnica para miles de agricultores de mediana escala.
El sector de la molienda de harina industrial, dominado por el duopolio de Gruma (Maseca) y Grupo Minsa, sigue reportando márgenes estables y volúmenes de venta crecientes.
Anatomía del control monopólico: el nexo Minsa-Almer
El poder de mercado de Minsa no reside en el volumen de materia prima comprada en la granja, sino en el control de los nodos estratégicos de la cadena de valor, facilitado por su subsidiaria clave: Almacenadora Mercader (Almer).
Eslabón 1: Pre-cosecha y financiamiento (la trampa financiera)
El ciclo de control comienza antes de la siembra. Almacenadora Mercader (Almer) es crítica en este eslabón.
- Rol de Almer: No es un almacén pasivo, sino una Organización Auxiliar del Crédito. Sus operaciones fueron consolidadas en los estados financieros de Grupo Minsa a partir del cierre del ejercicio 2024, demostrando la integración vertical absoluta.
- Mecanismo de control: Almer proporciona financiamiento a los productores a través de créditos de avío y refaccionarios. Al aceptar este crédito, el productor compromete su cosecha futura como garantía, retirando efectivamente ese volumen de maíz del mercado spot abierto. El productor queda atado financiera y contractualmente a la entidad que le facilitó la siembra.
Eslabón 2: Acopio y almacenamiento (el cuello de botella)
Los productores carecen de infraestructura de almacenamiento, forzándolos a vender durante el pico de la cosecha, cuando los precios son más bajos debido a la sobreoferta estacional.
- Arbitraje temporal: Entidades con gran capacidad de almacenamiento y capital, como Minsa/Almer, absorben el volumen a precios bajos, lo almacenan y lo procesan meses después cuando los precios de mercado suben.
- Certificado de depósito: Cuando el grano llega a Almer, se emite un Certificado de Depósito (CD), un título de crédito. Quien posee el almacenamiento controla el tiempo.
- Doble juego de Almer: Analistas señalan que el rol dual de Almer, sirviendo a productores externos y a su matriz Minsa como comprador/usuario, genera una asimetría de información invaluable para el departamento de compras de Minsa.
Eslabón 3: Transformación industrial (la barrera tecnológica)
Esta etapa, dominada por Minsa y Gruma, convierte al molinero de grano en un hidratador de harina.
| Característica | Nixtamal tradicional (Molino de barrio) | Harina industrial (Minsa/Maseca)
Proceso | Cocción de maíz con cal, molienda húmeda diaria. | Cocción industrial, deshidratación, molienda en seco.
Dependencia de precio | Vinculado al precio local del maíz. | Vinculado al precio fijado por el duopolio.
Barrera de entrada | Baja (molino de piedra). | Extrema (plantas industriales, red logística).
El precio del maíz puede caer a 6,000 MXN/tonelada, pero el precio de la harina industrial se mantiene rígido o al alza, oscilando entre 16,000 y 18,000 MXN/tonelada. Minsa vende un producto industrial de valor agregado cuyo precio fijan basándose en su poder oligopólico, no estrictamente en el costo de la materia prima.
Eslabón 4: Logística y capital político
La red logística es una barrera de entrada formidable.
- Ingresos garantizados: Minsa se beneficia de contratos masivos y directos con el gobierno, como el de 346 millones de pesos adjudicado directamente a Minsa para el programa «Maíz para todos» a través de Diconsa. Este contrato, justificado por «urgencia», garantiza un volumen de ventas masivo financiado por el erario.
La realidad detrás del 1%
La producción total de maíz en México es de aproximadamente 26 a 27 millones de toneladas. Sin embargo, este total incluye maíz amarillo y el maíz de autoconsumo, que nunca entra al circuito comercial.
- Maíz blanco comercializable: El mercado industrial de harina, donde Minsa compite, es mucho más pequeño.
- Conclusión económica: Minsa es un gigante en el mercado de la harina. Si Minsa compra entre 300,000 a 400,000 toneladas, la cifra puede representar el 1.5% del total nacional, pero una proporción inmensa del segmento específico que genera valor industrial.
Análisis de costos: ¿Dónde se captura el valor?
El mayor salto de valor ocurre en la transformación de maíz a harina, permitiendo a Minsa desacoplar sus precios de venta de sus costos de materia prima.
Etapa | Actor | Costo/precio aproximado (MXN) | Valor agregado | Riesgo asumido
Siembra y cosecha | Agricultor | Costo prod: ~$5,500 – $6,000/ton | Bajo | Extremo (clima)
Venta de cosecha | Agricultor a Almer | Precio Venta: ~$6,000 – $6,500/ton | Nulo/pérdida | Precio de mercado
Industrialización | Minsa | Costo Transf: ~$2,000-$3,000/ton (est.) | Alto (industrial) | Operativo
Venta harina mayor | Minsa | Precio Venta: $16,000 – $18,000/ton | Margen masivo | Mercado oligopólico
Venta al público | Tortillero | Precio: ~$24.00/kg | Bajo (margen neto) | Regulación de precios
El salto de valor: Minsa captura un diferencial bruto de más de $10.00 por kilo entre la materia prima y el producto procesado. Mientras que el agricultor absorbe un riesgo extremo, el industrial disfruta de la eficiencia de escala y un margen de ganancia operativa significativamente mayor.
Integración vertical y conflicto de interés
La posición de Altagracia Gómez Sierra como líder empresarial y asesora económica clave de la administración de la «Cuarta Transformación» añade una capa de complejidad política.
La consolidación financiera de Almer (diciembre de 2024) significa que Minsa internaliza las ganancias del almacenamiento. Cuando los agricultores se quejan de los altos costos de almacenaje, esos costos son ingresos para el mismo grupo corporativo que luego les comprará el grano. Es un ciclo de extracción de valor en dos tiempos.
El rol dual de Gómez Sierra genera controversia. Mientras tiene voz en las políticas agrícolas y comerciales del país, su empresa se beneficia de contratos gubernamentales masivos de Diconsa. El argumento del «1%» funciona, en este contexto, como un escudo retórico para proteger los intereses comerciales de un escrutinio antimonopolio más agresivo por parte de la COFECE.
Controlando el cuello de botella
Grupo Minsa ejerce un control desproporcionado sobre la cadena maíz-tortilla no por el volumen bruto de compra agrícola, sino por el dominio de los procesos financieros e industriales. La cifra del «1%» es una distracción estadística irrelevante frente al poder real de fijación de precios en el mercado de la harina. Al controlar los puntos de estrangulamiento—el almacenamiento (a través de Almer) y la molienda—, Minsa ha construido una arquitectura vertical que le permite controlar el grano sin poseerlo de inmediato, financiarlo ganando intereses y venderlo con márgenes industriales y contratos gubernamentales asegurados. La materia prima es solo el sustrato barato sobre el cual se edifica un complejo sistema de valor agregado y control financiero. La pregunta que queda en el aire es si el gobierno, conociendo esta estructura, tiene la voluntad política de desmantelar este duopolio que estrangula a los productores y encarece la canasta básica.










