
El crimen político que sacude a la Ciudad de México
A plena luz del día y en la capital del país, dos funcionarios fueron asesinados. Alejandro “Alito” Moreno encontró en el crimen una bandera: acusar al gobierno de Morena de haber perdido el control de la seguridad.
Un doble asesinato que expone la crisis de seguridad en la CDMX
El asesinato de Ximena Guzmán y José Muñoz, colaboradores de Clara Brugada, ha desatado una tormenta política en el corazón de la Ciudad de México. Para el dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, este crimen no solo es un trágico episodio más de la violencia cotidiana en el país, sino una muestra brutal del fracaso de la estrategia de seguridad encabezada por el gobierno federal y las autoridades locales.
En su mensaje público, “Alito” lanza una acusación directa: Morena ha sido rebasada por el crimen organizado. La muerte de dos trabajadores del gobierno capitalino ocurre, además, en medio de una transición política clave: la llegada de Clara Brugada al gobierno de la CDMX, en sustitución de Martí Batres como jefe de Gobierno interino tras la salida de Claudia Sheinbaum.
Morena, bajo fuego político: la narrativa de Alito Moreno
Una estrategia de seguridad “fallida”
Según el líder priista, la narrativa oficial de reducción en los índices delictivos no se sostiene ante casos como este. La ejecución de Guzmán y Muñoz —con armas de fuego, en vía pública y en un contexto de alta visibilidad— deja en evidencia, dice, un entorno donde ni siquiera los servidores públicos tienen garantías mínimas de seguridad.
Moreno acusa directamente a las autoridades de Morena de omitir su responsabilidad y de presentar una imagen distorsionada del país. Para él, el doble homicidio es reflejo del abandono institucional y del deterioro que enfrentan las ciudades, incluyendo la capital, que solía ser considerada un bastión relativamente seguro.
La violencia como argumento electoral
El posicionamiento de “Alito” también puede leerse en clave electoral. Con la sucesión presidencial de 2024 aún fresca y las recientes elecciones en la Ciudad de México en juego, este crimen le permite al PRI tensar aún más el discurso de oposición frente al oficialismo. Morena, por su parte, se ha concentrado en destacar avances en seguridad y combate al crimen, pero casos de alto impacto como este minan esa percepción pública.
¡El gobierno de Morena es cínico e inepto! Mientras presumen avances en seguridad y hablan de una estrategia que “funciona”, asesinan a dos servidores públicos en la calle, a plena luz del día, en la Ciudad de México. Y así están todos los estados del país.
— Alejandro Moreno (@alitomorenoc) May 20, 2025
¿Eso es vivir en paz?… pic.twitter.com/d4IJbaxbbV
¿Quiénes eran Ximena Guzmán y José Muñoz?
Ambos formaban parte del equipo de Clara Brugada, jefa de Gobierno electa de la Ciudad de México. Guzmán se desempeñaba como su secretaria particular, mientras que Muñoz era asesor. Sus asesinatos ocurrieron en un contexto de alta tensión política y a pocos días del inicio formal del nuevo gobierno capitalino.
Aunque las autoridades han abierto una investigación para dar con los responsables, el hecho de que el crimen se haya cometido en plena calle, en un horario concurrido, en una de las ciudades más vigiladas del país, ha encendido alarmas no solo en los círculos políticos, sino en toda la ciudadanía.
Inseguridad pública: una constante nacional
Este hecho no es aislado. El país ha registrado múltiples actos de violencia contra figuras políticas, funcionarios locales y colaboradores de gobiernos estatales y municipales. El asesinato de Guzmán y Muñoz se suma a una lista creciente de víctimas que parecen quedar atrapadas en una red de inseguridad sin freno.
Para Alejandro Moreno, este contexto nacional obliga a repensar por completo la estrategia de seguridad. “La ciudadanía demanda vivir sin temor”, afirmó. Y no se trata solo de percepción: los homicidios, secuestros y desapariciones siguen siendo una realidad cotidiana en muchas regiones del país, incluida la capital.
La narrativa del PRI: entre la denuncia y el capital político
Desde hace meses, el PRI ha intentado posicionarse como la voz que denuncia el supuesto abandono del gobierno federal en materia de seguridad. Aunque sus propias administraciones también fueron objeto de severas críticas por corrupción y colusión con el crimen organizado, el discurso de “Alito” busca capitalizar la indignación ciudadana para reposicionar al partido ante una opinión pública cansada de promesas incumplidas.
Este asesinato, entonces, no solo es una tragedia: es también una herramienta discursiva. El PRI ha encontrado en él una oportunidad para reforzar su crítica hacia Morena y proyectarse como alternativa política frente al fracaso del oficialismo en temas de seguridad.
Un crimen que trastoca la narrativa oficial
El asesinato de Ximena Guzmán y José Muñoz no es solo un caso más en la estadística. Es un suceso que ha encendido los focos rojos en el escenario político nacional y que podría reconfigurar las narrativas tanto del oficialismo como de la oposición.
Morena deberá responder con resultados concretos, especialmente en un contexto donde la percepción pública de inseguridad sigue siendo uno de los principales retos. Por su parte, el PRI, a través de “Alito” Moreno, intensifica su papel como opositor, aprovechando cada fisura del discurso oficial.
La violencia no da tregua, y el uso político del dolor se instala, una vez más, en el debate nacional.