
Redacción
CANCÚN.-Un estudio realizado por el Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM, detectó que más de la mitad de peces capturados en Puerto Morelos, Quintana Roo, están contaminados con microplásticos, de acuerdo con la revista Wired.
Omar Oslet, investigador de dicho Instituto capturó y examinó más de 400 peces locales destinados al consumo humano, y halló que el 57 por cierto estaba contaminado, señala el reportaje titulado “En Quintana Roo, langosta para el turista; microplásticos para el resto”.
“El especialista capturó 424 individuos comerciales, de 29 especies, con los mismos métodos que usan los socios de la cooperativa. Todos fueron diseccionados y se les extrajo el tracto digestivo para revisar lo que llevaban dentro. En el 57 por ciento de ellos encontraron contaminantes: un total de 1,069 partículas de microplásticos “, detalla el texto.
El análisis también arrojó que los peces capturados en aguas poco profundas y cercanas a la costa están más contaminados en comparación con aquellos encontrados en aguas mar adentro.
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“Los peces capturados con línea de mano en aguas poco profundas cerca de la costa tuvieron significativamente más microplásticos en sus intestinos que los capturados en aguas más profundas lejos de la costa (capturados con línea de rosario)”, subraya el documento cuyo contenido da a conocer el diario Reforma.
Línea de mano es la técnica que utilizan los pescadores locales para atrapar productos de bajo valor comercial cerca de la costa y que aprovechan para su autoconsumo, que consta de un hilo y un anzuelo.
Por su parte, el método de línea de rosario consiste en “varios hilos con una serie de anzuelos ramificados que se tiran en aguas más profundas, a unas 20 millas náuticas de distancia” y se emplea para atrapar a especímenes más grandes y que se encuentran lejos de la costa.
Al aprovechar peces de baja calidad, los pescadores podrían estar arriesgando su salud, al exponerse al consumo de algunos microplásticos “que contienen productos químicos potencialmente peligrosos como monómeros plásticos y aditivos, o que absorben contaminantes tóxicos del medio ambiente, microbios dañinos y vectores de algas”.
Sin embargo, subraya el estudio de Oslet, no existe evidencia contundente que sugiera que la seguridad de los productos marinos se compromete con la presencia de los microplásticos.
Mientras que los pescadores locales consumen los microplásticos, los turistas gozan de productos de mayor calidad, a veces capturados en pleno desacato de las vedas impuestas para asegurar la sostenibilidad de las especies.
Integrantes de la Cooperativa de Puerto Morelos se dedican a la pesca para vender a restaurantes, y sufren la actividad desmedida de los “piratas”, relata Wired.
Una de las especies afectadas por la pesca desmedida, precisa el texto, es la langosta.
“Se pesca cuando no se debe, se extraen juveniles, sin permisos y como consecuencia cada vez hay menos ejemplares”, alertó Ezequiel Sánchez Herrera, líder de la cooperativa conformada por al menos 15 pescadores.
La presión de la actividad desmedida de los “piratas” presiona al líder de la cooperativa, a quien sus compañeros han intentado “calentar la cabeza” para también incumplir con las vedas.
Sin embargo, apunta Wired, en Sánchez predomina el entendimiento en que los periodos de veda son necesarios para que especies como la langosta cumplan su ciclo de reproducción y crecimiento.