
Alemania frente al abismo: ni con 500 mil millones logra avanzar
Berlín esperaba que el ambicioso plan de inversiones impulsado por Friedrich Merz cambiara el rumbo. Pero la locomotora europea sigue detenida.
El estancamiento alemán, una señal de alarma para Europa
Pese al discurso de modernización, la economía alemana no despega. La principal economía del continente europeo continuará estancada en 2025, según el nuevo informe del Consejo de Expertos Económicos, conocido como los “cinco sabios”, que asesora al Gobierno federal. La razón: un cóctel de presiones externas, parálisis interna y un multimillonario plan de inversión que no tendrá efectos inmediatos.
Alemania lleva cinco años atrapada en un estancamiento económico que desafía su reputación como potencia industrial. El nuevo gobierno liderado por Friedrich Merz, quien asumió en mayo de este año, apostó por una enmienda constitucional para permitir una inversión sin precedentes. Sin embargo, ni las cifras récord ni el relato político han convencido a los analistas.
Una revisión a la baja: de crecimiento marginal a cero
En noviembre pasado, el Consejo proyectaba un crecimiento del 0.4% para 2025. Ahora, la previsión se reduce a un crecimiento nulo. Esta nueva estimación, divulgada en Berlín, tiene implicaciones profundas no solo para Alemania, sino para toda la economía de la zona euro, que depende en gran medida de su motor central.
La presidenta del Consejo, Monika Schnitzer, fue tajante: el impacto de la política comercial del expresidente estadounidense Donald Trump y las decisiones fiscales internas serán determinantes en los próximos trimestres. Trump, con su retórica proteccionista y amenaza arancelaria, vuelve a sacudir los cimientos del comercio global.
El plan de Merz: cifras récord, resultados inciertos
Merz, líder democristiano, logró una hazaña política al impulsar una reforma constitucional que relajó el freno a la deuda pública. Gracias a ello, se aprobó un fondo extraordinario de 500 mil millones de euros, que se ejecutará en un periodo de doce años. Este paquete incluye 100 mil millones para la transformación climática y la reconfiguración económica verde.
Aunque los “cinco sabios” reconocen el potencial del plan, advierten que sus efectos serán visibles hasta 2026. Para ese año, proyectan un crecimiento del 1%, si las inversiones logran activarse y sortear los cuellos de botella actuales. “Todo dependerá del uso eficiente de esos fondos”, subrayaron.
Factores estructurales y geopolíticos detrás del estancamiento
El lastre arancelario de Trump y el nuevo orden comercial
Alemania, tradicionalmente una economía exportadora, enfrenta una tormenta perfecta. Las amenazas arancelarias de Donald Trump impactan directamente en sectores clave como la maquinaria industrial y la automoción. Esta vulnerabilidad externa es especialmente sensible ahora que Estados Unidos ha desplazado a China como principal socio comercial.
La dependencia germana de los mercados globales choca con la creciente competencia de las empresas chinas, los altos costos energéticos y las presiones regulatorias internas. La situación se agrava por la percepción de que Alemania no ha logrado adaptarse con la suficiente rapidez a los nuevos desafíos de la economía global.
Burocracia, envejecimiento y transición energética
Además de las presiones externas, los expertos señalan fallas internas estructurales. La economía alemana sigue atrapada en una maraña burocrática, con largos trámites de aprobación que entorpecen la inversión pública y privada. A ello se suma una fuerza laboral envejecida, una presión creciente sobre el sistema de pensiones, y el lento abandono de los combustibles fósiles.
El Consejo también advierte sobre el impacto de la inteligencia artificial y la digitalización, procesos que avanzan con mayor velocidad en otros países competidores.
¿Un gigante con pies de barro?
Alemania no solo enfrenta una desaceleración económica, sino un cuestionamiento más profundo sobre su modelo productivo. Durante décadas, el país dominó sectores estratégicos como el automotriz y la ingeniería pesada. Hoy, ese liderazgo está en duda. La inflación, aunque moderada (2.1% este año), no compensa el freno del crecimiento.
La fragilidad del modelo alemán pone en entredicho su papel como ancla de la economía europea. Si su estancamiento se prolonga, podría arrastrar consigo a socios dependientes de su impulso, como el caso de España, Italia o incluso economías del Este europeo.
De Berlín a Bruselas: repercusiones globales
¿Qué significa esto para la UE?
Una Alemania estancada reduce el margen de maniobra del Banco Central Europeo y debilita las apuestas de crecimiento del bloque comunitario. También tensiona la estabilidad política en un contexto ya agitado por el ascenso de la ultraderecha, la polarización social y los desafíos migratorios.
¿Y para México y el Caribe?
Para México, Alemania es un socio comercial importante, especialmente en sectores como la automotriz. Un frenazo en Berlín puede significar una caída en la inversión extranjera directa y en la demanda de autopartes, lo cual afectaría particularmente a estados como Puebla, Guanajuato y Querétaro. En el Caribe, el impacto es más indirecto, pero igual de preocupante: menos crecimiento global puede traducirse en menos turismo y menores flujos de capital.
¿Esperanza en 2026 o falsa salida?
Alemania está ante una encrucijada. Su enorme plan de inversión tiene potencial, pero su ejecución tardía no evitará un año más de estancamiento. La advertencia de los “cinco sabios” no es menor: sin cambios estructurales profundos y sin resolver la tensión comercial con Estados Unidos, ni 500 mil millones bastarán para reactivar al gigante europeo.
La economía alemana sigue siendo un termómetro del mundo. Si no logra despegar, el riesgo de una nueva era de desaceleración estructural se vuelve cada vez más real. Y las consecuencias podrían sentirse mucho más allá del Rin.