Criaturas fantásticas y personajes macabros tomaron el centro de la Ciudad de México, dando inicio a las celebraciones del Día de Muertos. Un espectáculo que congregó a más de 120 mil personas en un recorrido lleno de color y tradición.
Un desfile monumental de Alebrijes
Con el repique de las campanas de la Catedral Metropolitana, más de 170 alebrijes monumentales iniciaron su recorrido desde el Zócalo hasta el Ángel de la Independencia, a través de Paseo de la Reforma. Bandas de marcha, grupos de bastoneras, comparsas de carnaval, ballets folklóricos, concheros y mojigangas acompañaron el desfile, organizado por el Museo de Arte Popular.
El arte de los Alebrijes
Miles de personas se congregaron a lo largo de 5 de Mayo, Juárez y Reforma para admirar estas criaturas fantásticas, elaboradas con alambre y cartón, policromadas con vivos colores y, en algunos casos, con mecanismos que les daban movimiento. Las obras permanecerán en exhibición en Paseo de la Reforma, entre Burdeos y Florencia, hasta el 9 de noviembre de 2025.
Historias detrás de la creación
La mayoría de los alebrijes fueron creados en colectivo por familias de cartoneros, talleristas de casas de cultura o escuelas. Sin embargo, también hubo artistas individuales, como Ricardo Susmaya, quien en su afán por terminar su alebrije «Lobo araña volador», perdió su empleo como restaurador de la fachada de tezontle en el edificio de la Cámara de Diputados.
Zombis invaden el centro histórico
Cuatro horas después del desfile de alebrijes, una procesión de zombis y otros personajes macabros avanzó desde el Monumento a la Revolución hasta la Plaza de la Constitución. Los muertos vivientes, con máscaras y maquillaje que simulaban piel muerta o caracterizados como personajes de películas de terror, recorrieron las calles del centro histórico.
Un fin de semana monstruoso
Familias aprovecharon para tomarse fotos, comer frituras y perderse por las calles de Madero y 16 de Septiembre, que se vieron abarrotadas de paseantes. Payasos, monstruos, momias y catrinas caminaron por avenida Juárez hasta 5 de Mayo para ingresar al Zócalo, donde se dispersaron entre los asistentes a la Feria del Libro. Al final, muchos concluyeron la velada en cafés y bares.
¿Se ha consolidado este evento como una tradición imperdible en la Ciudad de México?