En abril, una explosión silenciosa sacudió la tranquilidad de más de un millón de personas: la financiera popular Came desapareció, dejando sus ahorros inaccesibles. Hoy, cinco meses después de la intervención de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), los ahorradores de Came enfrentan una desesperante falta de respuestas y la cruda realidad de un futuro incierto.
El colapso de came: Un breve recuento de la crisis
Came, con más de 30 años en el mercado de crédito y ahorro popular, dejó de reportar sus estados financieros a las autoridades desde enero de 2025. En abril, la institución inhabilitó el acceso de sus usuarios a sus recursos. Una llamada a sus oficinas solo ofrecía un mensaje grabado que informaba sobre la supuesta labor de los accionistas para resolver la situación.
Según la última información divulgada por la CNBV, al cierre del año pasado Came contaba con un millón 371 mil 262 ahorradores. Los recursos depositados por el público sumaban mil 600 millones de pesos. Tras varias marchas y plantones de los clientes en diversos puntos de la capital del país, en mayo, la Sociedad Financiera Popular (Sofipo) publicó en su sitio de Internet un mensaje donde afirmaba que los ahorradores recuperarían la totalidad o parte de sus recursos con fondos de un seguro de protección contra quiebras de intermediarios de este tipo.
La intervención oficial y el hermetismo institucional
El viernes 13 de julio de 2025, la CNBV divulgó una comunicación clave: había intervenido a Came. La decisión se tomó “luego de valorar una serie de elementos que denotan irregularidades contables que ponen en riesgo los intereses de los ahorradores”. Este proceso, según la autoridad, puede extenderse hasta por seis meses.
A pesar de la intervención, la situación sigue siendo alarmante. Las comunicaciones están cortadas, el sitio web de la institución no se encuentra disponible y en el Sistema de Registro de Prestadores de Servicios Financieros de la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), aparece una leyenda contundente:
- “Esta institución financiera no cumplió con la obligación de validar su información corporativa y de localización correspondiente al séptimo mes de 2025, dentro del plazo de cinco días hábiles del mes de agosto de 2025, conforme al artículo 50 de la Disposición en Materia de Registros ante la Condusef”.
Datos de la Federación Atlanta Pacífico, organismo auxiliar de la CNBV que supervisa 10 de las 34 financieras populares que operan en México, incluyendo Came, revelan la magnitud del problema: todos los riesgos financieros de la Sofipo superan en 170 veces su capital propio.
El calvario de los ahorradores: Entre la desesperación y los «chismes de alto nivel»
Los afectados, desesperados por la falta de recursos, han tenido que optar por vender parte de su patrimonio. Han acudido a diversas autoridades con una pregunta central: “¿Dónde está mi dinero?”. Sin embargo, las respuestas no suelen ser alentadoras.
Venta de patrimonio y la cruda realidad
Lizbeth Morales Rohde, una de las ahorradoras afectadas y figura constante en las manifestaciones, comparte la frustración. Un funcionario de la Secretaría de Gobernación, al escuchar su preocupación por las cuentas que debe seguir pagando, le ofreció “una torta”. Esta anécdota encapsula la percepción de desdén oficial.
«Hoy sentimos que las autoridades, lejos de ayudar, ponen trabas para que esto se resuelva… Hemos ido a todas las instancias posibles, no nos queda ninguna», lamenta Morales Rohde. Añade que la retórica en la Secretaría de Gobernación es siempre la misma, incluso cuando estuvo presente Pablo Coballasi (propietario de PC Capital, que junto con Creation Investments crearon Te Creemos Holding, la controladora de Came).
«No hay solución, solo escuchamos chismes de alto nivel y ya. No tengo dinero, muy pocos ahorros, tuve que vender mi auto. Siento que las autoridades no hacen nada; no tenemos actualizaciones sobre el caso. Aquí simplemente no pasa nada, es desesperante como ser humano, la esperanza de recuperar mi dinero es poca», expresó Lizbeth Morales Rohde, reflejando el sentir generalizado.
La lucha por no claudicar
Edna Ávila, otra ahorradora en entrevista, subraya la dificultad del día a día. Ella percibe una estrategia para «cansarnos y que dejemos de pelear por nuestros recursos». Sin embargo, afirma: «Pero eso no pasará, a mi papá, persona de la tercera edad, le prometo cada que salgo a las manifestaciones que regresaré con su dinero».
Ávila es contundente al señalar: “Vamos a un lado, vamos al otro; hoy entendemos que esto fue un fraude, pero nadie hace nada. La CNBV nos dice que no puede darnos información porque somos seres humanos a los que no nos compete, y eso es literal”.
Una última esperanza: La búsqueda de la presidenta
Ante el panorama desolador, una instancia a la que los ahorradores aún no han llegado, pero que hoy ven como su más grande opción, es la atención directa de la presidenta Claudia Sheinbaum. “Lo que buscamos es una audiencia con ella; diario pedimos que nos escuche, mandamos escritos, pero no lo hemos podido lograr”, señalan los afectados.
Todo indica que conforme pasen los meses, el caso seguirá escalando. Diariamente, nuevos ahorradores que recién se enteran de la inaccesibilidad de sus recursos, buscan a quienes ya se han manifestado para encontrar soluciones.
La crisis de Came trasciende un simple colapso financiero; es un espejo de la fragilidad institucional y la burocracia que deja a miles de ciudadanos en el limbo. La pregunta que resuena en las calles y despachos es: ¿hasta cuándo se mantendrá el silencio oficial ante un fraude que ha devastado la economía de un millón de familias?