
En un giro inesperado para la economía mexicana, el campo ha vencido al dólar migrante.
Durante años, las remesas enviadas por mexicanos en el extranjero dominaron como fuente clave de divisas. Sin embargo, en 2025, los productos agroalimentarios del país rebasaron esa marca, redefiniendo el mapa económico nacional y mostrando la fuerza del sector primario frente a la desaceleración migratoria.
Agroalimentos, el nuevo motor económico de México
Una transformación que viene del campo
México está presenciando una reconfiguración en su modelo de ingresos externos. De acuerdo con cifras oficiales, entre enero y febrero de 2025, las exportaciones agroalimentarias alcanzaron los 9,282 millones de dólares, superando a las remesas, que totalizaron 9,119 millones.
Este hito no solo representa un logro simbólico para el campo mexicano, sino también una señal clara de que las dinámicas económicas están cambiando.
Mientras las remesas muestran signos de estancamiento, las exportaciones agroalimentarias siguen creciendo, incluso ante presiones como las amenazas arancelarias de Estados Unidos.
El contexto de las remesas en declive
Las remesas tuvieron un crecimiento impresionante durante la pandemia de COVID-19, alcanzando su pico en 2024 con más de 64 mil millones de dólares. Pero esa tendencia se está revirtiendo.
En febrero de 2025, México recibió 4,459 millones de dólares en remesas, una disminución anual de 0.8%, y una baja mensual de 4.3%, acumulando cuatro meses consecutivos en caída.
Esta tendencia no se veía desde 2012, y plantea una alerta sobre la dependencia histórica del ingreso migrante.
Exportaciones agroalimentarias en ascenso
Productos estrella del campo mexicano
Los datos del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA) revelan que varios productos están encabezando este auge exportador. La cerveza sigue siendo el rey agroalimentario, con un valor de 1,062 millones de dólares en los primeros dos meses del año, creciendo 4.9% anual.
Le siguen productos de alto valor en el mercado estadounidense:
- Berries: 871 millones de dólares (−3.8%)
- Aguacate: 804 millones de dólares (+31.5%)
- Tequila: 683 millones de dólares (+10%)
- Tomate: 631 millones de dólares (−0.5%)
- Chiles: 513 millones de dólares (+7%)
- Azúcar: 393 millones de dólares (+2.2%)
El caso del aguacate destaca especialmente. Su incremento anual de más del 30% evidencia una mayor demanda internacional, y una cadena de producción que ha logrado sortear restricciones sanitarias y barreras comerciales.
¿Por qué crece el sector agroalimentario?
Este crecimiento no es fortuito. Hay una combinación de factores que explican la expansión del sector:
- Demanda constante en EE.UU.: El tratado comercial T-MEC ha permitido mantener abierta la frontera agroalimentaria, pese a la retórica proteccionista.
- Diversificación de mercados: México ha expandido sus envíos a países europeos y asiáticos.
- Mayor tecnificación y logística: El campo se ha modernizado, con mejoras en la cadena de frío, transporte y certificaciones de calidad.
Comparativa con otros generadores de divisas
Turismo y petróleo, rezagados
Mientras los agroalimentos y la industria automotriz dominan las exportaciones, otros sectores han perdido protagonismo:
- Turismo: 6,881 millones de dólares
- Exportaciones petroleras: 3,529 millones de dólares
Aunque el turismo sigue siendo un generador importante, la inestabilidad global, los cambios en preferencias de viaje y los problemas de seguridad interna han limitado su repunte. Por su parte, el petróleo ha dejado de ser una palanca central de ingresos, afectado por la transición energética y precios internacionales volátiles.
La industria automotriz, el gigante con pies de barro
Si bien el sector automotriz generó 21,808 millones de dólares en divisas, su dependencia de insumos importados limita su impacto neto. En contraste, el sector agroalimentario usa materias primas nacionales, generando una cadena de valor más robusta a nivel interno.
Implicaciones para la política pública
Un llamado a fortalecer al campo
El hecho de que los productos agroalimentarios se conviertan en el principal generador neto de divisas representa una oportunidad para redefinir las prioridades presupuestales y de infraestructura.
Invertir en riego, capacitación, investigación, innovación tecnológica y comercialización es clave para sostener esta tendencia. Además, garantizar condiciones laborales dignas para los jornaleros y promover la sustentabilidad del agro son retos urgentes.
Rediseño del discurso económico nacional
Durante años, el gobierno federal ha exaltado el rol de las remesas como “un acto de amor” de los migrantes. Pero si el campo genera más divisas, ¿qué narrativa pública se necesita para visibilizar y proteger al campesinado exportador?
Este cambio debe reflejarse en políticas fiscales, inversión pública y regulación. No basta con exportar más: hay que asegurarse de que el beneficio permee en las comunidades rurales.
Un nuevo mapa económico para México
México está viviendo una reconfiguración profunda en su economía externa. Por primera vez en años, los agroalimentos han superado a las remesas, en un contexto donde las exportaciones se consolidan como columna vertebral del ingreso nacional.
Este fenómeno no es solo estadístico: es político, social y estratégico. Implica valorar el papel del campo no como un rezago, sino como un motor de futuro.
La pregunta ahora es si el Estado mexicano está preparado para acompañar esta transformación con visión, justicia y planeación de largo plazo.