
El fraude fiscal que desnuda la complicidad en las aduanas mexicanas
En el corazón del comercio exterior mexicano, una red de corrupción amenaza con fracturar la confianza institucional. Cinco agencias aduanales están bajo proceso de cancelación por su posible participación en un millonario fraude fiscal.
La palabra clave en este escándalo es evasión. Pero lo que realmente preocupa es la profundidad del sistema que la permitió.
Una evasión fiscal de 24 mil millones: el daño a la Hacienda Pública
El origen del fraude
El secretario de Economía, Marcelo Ebrard, reveló recientemente un caso que sacude las entrañas del comercio exterior en México. Ocho empresas —principalmente del sector textil y calzado— falsearon operaciones de exportación para evitar el pago de impuestos. Alegaban enviar mercancía al extranjero, pero en realidad vendían los productos dentro del país.
Este engaño permitió que sus operaciones pasaran desapercibidas por el Servicio de Administración Tributaria (SAT), afectando directamente la recaudación del Estado mexicano.
¿Qué papel jugaron las agencias aduanales?
Cinco agencias aduanales, aún no identificadas públicamente, facilitaron estas maniobras. Según Ebrard, su participación fue clave en el encubrimiento y procesamiento de los trámites de importación sin alertar a las autoridades fiscales.
“¿De qué te sirve cancelar el permiso de la empresa, si no congelamos las cuentas, si no vemos quién es el beneficiario?”, cuestionó el secretario en Palacio Nacional.
El modus operandi: importación engañosa desde China y EU
Cómo operaba el esquema de evasión
Las ocho empresas importaban productos desde China y Estados Unidos con permisos orientados a la exportación. Estos permisos, regulados y fiscalizados por el Estado, permitían traer insumos sin pagar impuestos, bajo la premisa de que los productos serían procesados y enviados fuera del país.
Pero en realidad, la mercancía se quedaba en México. Se vendía en el mercado nacional, sin declarar IVA ni aranceles. El mecanismo aprovechaba una fisura en la vigilancia aduanal, y las agencias que lo facilitaron ahora enfrentan consecuencias legales.
El fraude con rostro local
Este fenómeno no es exclusivo de un grupo aislado. Las investigaciones se concentran en tres entidades clave: Baja California, Jalisco y Aguascalientes. Estos estados no solo albergan parte de las operaciones de las empresas implicadas, sino que también han sido nodos importantes en la triangulación comercial.
La coordinación entre la Fiscalía General de la República (FGR), la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) y los gobiernos estatales busca reconstruir toda la cadena de complicidades.
¿Quién gana y quién pierde con este esquema?
Las ganancias ocultas
Para las empresas implicadas, el fraude representó un ahorro multimillonario en impuestos. Eludir el pago del IVA y aranceles les dio una ventaja competitiva ilegítima frente a otras empresas del sector.
Las agencias aduanales, por su parte, habrían recibido comisiones por cada trámite procesado, con pleno conocimiento del destino final de los productos.
El costo social y económico
Pero la factura no es solo fiscal. Estos actos lesionan la competencia leal, desincentivan la formalidad y erosionan la confianza en el sistema aduanal. Además, privan al Estado de recursos que podrían destinarse a salud, educación o infraestructura.
La cifra oficial del daño: 24 mil millones de pesos.
Un sistema en crisis: ¿cómo se llegó hasta aquí?
Las fallas estructurales
Este caso exhibe una falla institucional múltiple. No se trata de un acto aislado, sino de una cadena de omisiones y colusiones:
- Falta de monitoreo digital en aduanas.
- Trámites opacos y escasa trazabilidad en las operaciones.
- Laxitud en la vigilancia posterior al otorgamiento de permisos.
El problema de fondo es la vulnerabilidad del sistema aduanal mexicano, que permite a ciertos actores operar al margen de la ley durante años sin consecuencias.
La reacción oficial
Claudia Sheinbaum, presidenta de México, respaldó la investigación y aclaró que las empresas implicadas no sólo mentían, sino que “importaban sin exportar”, alterando el destino fiscal de sus operaciones.
¿Y ahora qué? Las claves del proceso de cancelación
¿Qué implica la cancelación de una agencia aduanal?
Una agencia aduanal autorizada opera bajo estrictos permisos otorgados por el SAT. La cancelación implica que:
- Pierde el derecho a realizar trámites aduanales.
- Sus cuentas pueden ser congeladas.
- Se le investiga penal y fiscalmente.
Este proceso puede tomar semanas o meses, dependiendo del grado de participación documentada y las pruebas disponibles.
¿Podrían enfrentar cárcel los responsables?
Sí. Si se comprueba dolo, los involucrados pueden enfrentar cargos por delitos fiscales graves, incluidos fraude al fisco y lavado de dinero. La intervención de la UIF sugiere que también se investiga el origen y destino de los flujos financieros.
¿Qué tan profunda es la red?
El escándalo de las cinco agencias aduanales no es solo un caso de corrupción. Es una radiografía del sistema comercial mexicano, donde aún operan zonas grises entre la legalidad y la simulación.
La presión pública y la visibilidad mediática serán claves para garantizar que las sanciones no se queden solo en la cancelación de permisos. Se necesita una reforma estructural, no solo correctiva.
Porque sin aduanas limpias, no hay comercio justo.