
China y Estados Unidos confirman un acuerdo sobre tierras raras y exportaciones estratégicas tras negociaciones en Londres. Un paso crucial, dicen los comunicados oficiales. Pero detrás de la retórica se esconde la fragilidad de una tregua temporal en la compleja guerra comercial.
El Anuncio Oficial y sus Matices
El Ministerio de Comercio chino confirmó el entendimiento. Tras una ronda en Londres, Washington y Beijing “confirmaron los detalles del acuerdo” luego de mantener una “comunicación cercana”. El timing no es menor, llega un día después de que el propio Donald Trump lo adelantara públicamente.
El pacto implica que China “revisará y aprobará las solicitudes de exportación de bienes controlados que cumplan con las condiciones con arreglo a la ley”. Esto es, en esencia, una flexibilización de las restricciones que Beijing había impuesto desde abril sobre minerales críticos como las tierras raras, esenciales para la industria de defensa, tecnología y automotriz.
Las Concesiones de Washington y las Incógnitas
A cambio, Estados Unidos se compromete a eliminar “una serie de medidas restrictivas” contra China. Sin embargo, el comunicado oficial guarda silencio sobre cuáles medidas serán levantadas y en qué plazos exactos.
Este intercambio se basa en el “importante consenso” alcanzado en la conversación del 5 de junio entre los presidentes Xi Jinping y Donald Trump, que habilitó la reanudación de los contactos técnicos.
Un Historial de Conflictos y Acusaciones Mutuas
La confirmación se da en un contexto de renovadas tensiones. El acuerdo de Londres busca sellar un marco de cooperación tras acusaciones cruzadas de incumplimiento de un pacto previo, el de Ginebra en mayo, que estableció una tregua de 90 días.
En aquel entonces, hubo un ajuste mutuo de aranceles: China los redujo del 125% al 10% en productos estadounidenses, mientras Washington los bajó del 145% al 30% sobre bienes chinos.
Sin embargo, la desconfianza pronto afloró. Beijing denunció restricciones de EEUU a la exportación de chips de inteligencia artificial y software de diseño de semiconductores, así como medidas migratorias contra estudiantes chinos. Washington, por su parte, criticó las limitaciones chinas a las exportaciones de tierras raras, precisamente el punto central del nuevo pacto.
La Larga Sombra de la Guerra Comercial
La disputa comercial, reactivada con la vuelta de Trump a la Casa Blanca en 2018, ha escalado a una situación de embargo parcial con efectos globales. La renovada ofensiva arancelaria ha golpeado las cadenas de suministro y mercados estratégicos en todo el mundo.
Fuentes cercanas a los círculos diplomáticos sugieren que este acuerdo, más allá de los comunicados triunfalistas, es una gestión de crisis ante presiones sectoriales específicas (la industria tecnológica y de defensa de EEUU requiere tierras raras) y la necesidad de China de aliviar la presión económica.
Análisis: ¿Paz Duradera o Tregua Táctica?
Con el pacto de Londres, ambas potencias buscan desescalar tensiones mediante compromisos puntuales. No obstante, subsisten profundas incógnitas:
- Falta de Especificidad: ¿Qué medidas restrictivas de EEUU serán realmente eliminadas?
- Mecanismos de Implementación: ¿Cómo se garantizará el cumplimiento y en qué plazos?
- Volatilidad Histórica: El historial reciente muestra la fragilidad de los acuerdos.
Los datos disponibles sobre flujos comerciales y movimientos regulatorios sugieren que esta es, por ahora, una tregua táctica, un alto en el fuego para atender urgencias mutuas, pero no una resolución de los conflictos estructurales de la guerra comercial de fondo.
En suma, el acuerdo de Londres ofrece un respiro temporal a la volátil relación sino-estadounidense. Sin embargo, la historia reciente demuestra que los consensos son frágiles y la desconfianza persiste. La verdadera prueba vendrá con la implementación y el cumplimiento. ¿Será este pacto el inicio de una distensión genuina o solo un alto en el fuego antes de la próxima escaramuza?