A una semana de las inundaciones en Poza Rica, persiste el estancamiento y la controversia

Una semana después de las inundaciones en Poza Rica, el fango paraliza Infonavit Las Gaviotas. Análisis de la lenta logística de Conagua y el desmentido vecinal a Rocío Nahle sobre la alarma.
A una semana de las inundaciones en Poza Rica, persiste el estancamiento y la controversia

Ya ha pasado prácticamente una semana desde que el río Cazones se desbordó y la crisis humanitaria en Poza Rica se profundiza. Colonias cercanas, como Infonavit Las Gaviotas, siguen anegadas debido a que las compuertas que sirven de filtro entre los asentamientos urbanos y el cuerpo de agua siguen tapadas, lo que exacerba el enojo ciudadano y la disputa política sobre la alerta temprana.

La parálisis operativa: Compuertas tapadas y avance lento

El persistente anegamiento en Infonavit Las Gaviotas y otras áreas se debe directamente a la obstrucción de los filtros que deben permitir el flujo del agua estancada hacia el río Cazones. Esta parálisis operacional ha provocado que el desazolve sea notablemente lento.

Desde la mañana de este jueves 16 de octubre de 2025, personal de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) se encuentra realizando labores con retroexcavadoras para retirar el lodo, piedras y objetos que taponan los mencionados pasos.

De acuerdo con el personal encargado de la obra:

  •  Ya fue posible destapar una de las compuertas en las últimas horas.
  •  Aún es necesario quitar los objetos que obstruyen una o dos más.

Ante la imposibilidad de abrir una compuerta atascada, una “pailoder” (pala mecánica para mover grandes cantidades de material) comenzó a acarrear lodo y agua para arrojarlos directamente al río. Esta medida se tomó mientras se decide si es necesario derribar un muro para desalojar la totalidad del líquido anegado. Por lo complejo de la operación, se espera que el avance sea lento.

El paisaje de la devastación

Debido a la magnitud de las inundaciones, y a la imposibilidad de llevarse con rapidez todos los escombros, todavía este jueves en la mañana podían verse pilas de muebles echados a perder en muchas esquinas, además de autos varados, lodo y todo tipo de basura.

Durante un recorrido por la colonia, es posible observar que en las calles más cercanas al río Cazones, el fango —cada vez menos húmedo, por el calor de la mañana— llega hasta arriba de la rodilla. El tránsito de las pocas personas que se ven forzadas a caminar por esta zona es, en consecuencia, sumamente dificultoso. Las afectaciones son severas; la Secretaría de Marina (Semar) ha considerado que el torrente de agua y tierra afectó 5 mil 745 viviendas. Pobladores señalan que las oleadas de lodo alcanzaron hasta tres metros de altura, tapando puertas, ventanas, rejas, y todo espacio que limitaba la calle y el domicilio.

Riesgo sanitario y el fastidio ciudadano

El temor de muchos colonos del Infonavit Las Gaviotas es que las aguas estancadas se conviertan en un foco de infecciones. Conforme avanzan las horas, se empieza a notar cada vez más la presencia de mosquitos, y en el aire se perciben olores de materia orgánica en descomposición.

La queja de muchos de ellos es que, a su juicio, la logística de los trabajos de desazolve ha sido muy lenta y no han comenzado en las partes más afectadas de la colonia. Hay enojo y fastidio por el hecho de que pasen los días sin que las lagunas de fango y basura comiencen a desaparecer de sus calles. El drama de los afectados es evidente; «ya ni ganas de vivir tengo», expresó un joven afectado por las intensas lluvias.

La controversia política: ¿Funcionó la alerta temprana?

La crisis operativa se agrava por un conflicto directo entre la versión oficial del gobierno de Veracruz y el testimonio de los damnificados.

Al ser consultados sobre las afirmaciones de la gobernadora Rocío Nahle, en el sentido de que las autoridades hicieron sonar una alarma en la ciudad a las 3 de la mañana del viernes pasado para alertar de la crecida del río, sin que los habitantes quisieran salirse, los vecinos negaron de forma contundente que así haya sido.

Los pozarricences afirman que la única alarma que sonó es la de Petróleos Mexicanos (Pemex), pero eso ocurrió a las 5 de la mañana, dos horas después de lo afirmado por la gobernadora. Por lo tanto, la gran mayoría de los pobladores no se enteraron del peligro a tiempo y no salieron de sus casas, sino hasta que fue demasiado tarde.

A pesar de las evidencias sobre las dificultades logísticas y la falta de alerta efectiva que señalan los damnificados, notas relacionadas indican que la gobernadora Nahle descarta que las afectaciones en Poza Rica deriven por fallas en protección civil. Mientras tanto, Pemex ha entregado paquetes de ayuda humanitaria a las familias afectadas en Poza Rica, mientras que las autoridades de protección civil aseguran que, aunque la emergencia no ha terminado, las comunidades afectadas por lluvias no corren riesgo sanitario.

El dramático escenario en Poza Rica, marcado por el fango que se resiste a ceder y la contradicción directa sobre la respuesta institucional, revela las profundas grietas en la capacidad de reacción del estado ante desastres de esta magnitud. ¿Podrán las autoridades revertir la lentitud operativa y restaurar la confianza ciudadana antes de que la crisis sanitaria se sume a la devastación material?

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