
Alejandro Peza
CHETUMAL.- La investigadora del Colegio de la Frontera Sur (Ecosur) Martha Valdéz Moreno aseguró que las obras del Tren Maya que se desarrollaron en la zona sur de Quintana Roo, alteraron el cauce natural de los riachuelos, arroyos y demás ramificaciones hidrometeorológicas que conectan con el sistema de la Laguna de Bacalar.
La investigadora precisó que está situación está generando efectos negativos para este cuerpo de agua, sobre todo en el cambio de coloración, producto de las variantes drásticas por desvío y hasta obstrucción del paso de agua en diversos tramos del proyecto ferroviario.
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Citó como ejemplo el Estero de Chac, que fue alterado en su momento con relleno de material pétreo para el cruce de las vías, entre otros puntos como la entrada a Chetumal por la parte de la Prolongación Álvaro Obregón donde se construyó un puente, y que dan cuentas de inundaciones permanentemente como las que se observan en ese mismo paso de agua.
La Sedena atribuyó el relleno del paso de agua a un “error humano” y aunque se tomaron medidas para contrarrestar la situación, expertos consideran que el daño ambiental es irreparable.

Habitantes de la zona, activistas y expertos en derecho ambiental advirtieron sobre el desequilibrio que se podría provocar en el ecosistema de la región. Sus temores fueron confirmados en el mes de julio de 2024 cuando el Estero de Chac, un humedal que conecta con la Laguna de Bacalar, fue rellenado para que pudieran pasar los materiales de construcción.
De acuerdo a expertos, este sistema alberga el mayor arrecife bacteriano del planeta, y su salud depende de la posibilidad del intercambio libre de agua entre lagunas, el río Hondo y el mar Caribe.