
Francisco J. Rosado May
fjrmay@hotmail.com
El mundo fue testigo de una semana frenética, con políticas disruptivas, anti-establishment, provenientes del país más poderoso, militar y económico, del planeta. Nadie se puede decir engañado/a, ni en el mundo ni mucho menos en Estados Unidos. Trump ya había anunciado varias de las medidas tomadas durante su campaña. Y aun así ganó la presidencia.
De acuerdo con Wikipedia Trump firmó 32 órdenes ejecutivas el 23 de enero y 1 al día siguiente. Entre ellas estacan: 1) el retiro de EU del Acuerdo de París y de la Organización Mundial de la Salud; 2) exigencia a los integrantes de la OTAN a invertir el 5% de su PIB en gasto militar; 3) amenazas arancelarias a varios países, como ya quiso aplicar el 25% a Colombia por no aceptar recibir aviones con migrantes deportados; 4) dominio del canal de Panamá y Groenlandia; 5) los cárteles son declarados terroristas; 6) uso de aviones militares para deportaciones y suspensión del derecho de asilo, y; 7) protección en contra de la “invasión” de migrantes ilegales.
Pero las políticas disruptivas no siempre son constitucionales. En un país donde la Ley sí es la Ley, al presidente todopoderoso le bloquearon una orden ejecutiva por ser notoriamente inconstitucional. La orden ejecutiva de evitar que los bebés nacidos en territorio estadounidense sean considerados automáticamente ciudadanos, fue bloqueada por un juez federal de Seattle, y se mantendrá hasta que no haya una sentencia diferente por parte de un tribunal competente. Es decir, no basta una orden ejecutiva, esta se aplicará si y solo si el resultado del procedimiento, incluyendo la participación de los juzgados competentes, así lo determine.
Seguramente varias órdenes ejecutivas serán puestas a prueba a través del sistema judicial. Y esto es una buena noticia. La autonomía y respeto entre sí de los poderes, permite un sistema de gobierno con los balances necesarios para ofrecer certidumbre no solo a la inversión y rendición de cuentas, sino también para propiciar un buen desarrollo.
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Por otro lado, las políticas disruptivas de Trump nos deben obligar a pensar nuestro modelo de desarrollo. Si bien es importante ofrecer incentivos para inversión externa, también se debe fomentar la inversión y el consumo internos. No es mala idea comprar productos que son más baratos si se traen de otros países, pero también es importante encontrar el equilibrio que permita no depender de esos países ni de ese modelo económico. Sabemos que los productos chinos son percibidos como baratos, pero de calidad dudosa. China es uno de los países que más contaminan por su emisión de CO2 (Caroline Garret 2023, climate consulting by Selectra), por lo tanto, los efectos de disrupción climática y ambiental que tenemos en México, que ocasionan gastos enormes para atenderlos, pueden correlacionarse con el modelo económico de comprar barato. Deberíamos mejorar el nuestro, como por ejemplo aprender de nuestras culturas ancestrales en materia de producción para alcanzar la suficiencia alimentaria.
Punto y aparte. Hace poco INEGI publicó la percepción de corrupción en el gobierno. Nuestro estado debe mejorar. Y como no si, por ejemplo, para sacar una licencia de manejar en José Ma Morelos se pide como requisito una certificación de evaluación teórica y práctica, lo cual tiene sentido. En teoría el costo de este certificado forma parte del costo total, el cual se paga con tarjeta. ¿Por qué cobran 200 pesos en efectivo, sin entregar recibo, por dicho certificado? Dice el dicho, “piensa mal y acertarás”. Y cuidadito con protestar.
Es cuanto.